Entonces los hombres de Judá dieron un grito confiando en la victoria, animándolos los sacerdotes tocando las trompetas y dándoles la seguridad de la presencia de Dios con ellos. Al grito de oración agregaron el grito de fe, y así se convirtieron en más que vencedores. Dios hirió a Jeroboam y a todo IsraelLo golpeó a él ya su ejército con tal terror y asombro que, al parecer, no pudieron dar un golpe, sino que huyeron con la mayor precipitación imaginable, y los conquistadores no dieron cuartel; de modo que pasaron a cuchillo a quinientos mil hombres escogidos; más (se dice) de los que leemos en la historia que han muerto en una batalla. Pero la batalla era del Señor; que así castigaría la idolatría de Israel y sería dueño de la casa de David. ¡Pero mira los tristes efectos de la división! Fue la sangre de los israelitas la que así fue derramada como agua por los israelitas, mientras que los paganos, sus vecinos, para quienes el nombre de Israel antes había sido un terror, clamaron: Ajá, así lo queremos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad