Ella le dijo a su esposo en una conversación frecuente con él. Este es un santo varón de Dios , profeta y de eminente santidad; por nuestra bondad a quien procuraremos una bendición para nosotros. El cual pasa junto a nosotros continuamente. Porque Sunem estaba en su camino cuando iba del Carmelo, que no estaba lejos de aquí, a Bet-el y Jericó, y otros lugares de los hijos de los profetas. Hagamos de él una pequeña cámara en la pared. Una habitación privada, alejada de la casa, donde pueda retirarse y estar libre del ruido de los negocios familiares; y disfrutar de esa intimidad que, según percibo, desea para sus oraciones y meditaciones. Pongamos para él allí una cama y una mesa, &C. No será problemático ni tendrá que pagarnos nada: no se preocupa por los muebles lujosos ni los entretenimientos costosos, sino que se contenta con las necesidades básicas. Y él volverá allí y tomará su morada allí, si le parece bien.

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