Él fijó su semblante firmemente Eliseo fijó sus ojos en Hazael, y lo miró con tanta seriedad, tanto tiempo y con un semblante tan firme, que Hazael se avergonzó, como si comprendiera que el profeta discernía o sospechaba algo de naturaleza maligna y vergonzosa en él. Las palabras hebreas, sin embargo, traducidas hasta que se avergonzó , son ambiguas y pueden referirse con indiferencia al profeta o a Hazael; pero parecen más propiamente pertenecer a este último, porque se sigue a modo de distinción: El hombre de Dios lloró.

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