En el tercer año del rey Belsasar, la visión anterior de Daniel de las cuatro grandes bestias, que representan los cuatro grandes imperios del mundo, tuvo lugar en el primer año de Belsasar; ahora, en el tercer año del reinado de ese rey, tuvo otra visión, que principalmente respetaba dos de esos imperios. Así, Dios le mostró las mismas cosas a Daniel en diferentes momentos y bajo diferentes símbolos; sin duda, para que pudieran grabarse más profundamente en su mente y para que pudiera comprenderlos más claramente en todas sus circunstancias.

Encontramos a Dios actuando de la misma manera con algunos de los otros profetas, particularmente con Ezequiel, a quien mostró la destrucción de Jerusalén mediante una gran variedad de tipos o símbolos. Esta visión le fue comunicada a Daniel alrededor del año antes de Cristo 553, según Usher, Prideaux y otros cronólogos.

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