El Señor habló con usted cara a cara Personal e inmediatamente, y no por boca o ministerio de Moisés; con claridad y certeza, como cuando dos hombres hablan cara a cara; libre y familiarmente, para no abrumarlos y confundirlos. También puede significar que vieron un símbolo conspicuo de la presencia divina y escucharon una voz divina hablando desde allí clara y distintamente.

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