Por tanto, se enciende la ira del Señor Esto implica que, antes del tiempo de la venganza final, de la que trata principalmente la profecía, Dios había afligido, o más bien, afligiría y castigaría a este pueblo rebelde, con las calamidades más graves: que esas calamidades consumirían a muchos, quienes, muertos en las guerras, serían pisoteados por sus enemigos, como el estiércol en las calles; los más ciertos indicios son éstos de la justicia y la ira divinas, mientras que ellos, no despertados por estos castigos, ni siquiera intentarían apaciguar el disgusto divino, sino que lo provocarían aún más con crímenes repetidos; hasta que, al fin, les llegue por completo.

Vitringa. Y las colinas temblaron Una descripción metafórica e hiperbólica de una grave calamidad, familiar para los profetas: ver el margen. Por todo esto, su ira no se apaga , etc. Este no es el final, como imagina en vano, sino, si no se arrepiente, sólo el comienzo de sus dolores y una serie de más miserias.

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