Sí, son perros codiciosos, insaciablemente codiciosos: pastores que no entienden hebreo, que no saben entender; que no se preocupan, ni aman, ni desean ni entender la palabra de Dios ellos mismos, ni hacerla entender a la gente. Todos miran a su manera. No miran ni la gloria de Dios ni el bien del pueblo, sino sólo la satisfacción de sus propios deseos más bajos. Cada uno por su ganancia de su cuartel En sus varios lugares y estaciones, según tengan oportunidad.

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