Ahora, pues, hable a los hombres de Judá. El Señor ahora ordena a su profeta que haga una aplicación particular de la doctrina más general que él había entregado antes. Así dice el Señor: He aquí, traigo mal contra ti , tengo una obra en la rueda, la cual, cuando esté terminada, producirá tu ruina; Por tanto, tu sabiduría es ahora volver de tus malos caminos y hacer bien tus obras. Y ellos dijeron: No hay esperanza, sino que trabajas en vano hablándonos.

Caminaremos según nuestros propios recursos. Seguiremos adelante en nuestro antiguo rumbo; y cada uno hará la imaginación de su corazón malvado. No se puede suponer que ellos llamarían malvada la imaginación de sus corazones; ni el profeta quiere decir que realmente se expresaron en estas palabras; pero este fue el lenguaje de su conducta. Dieron prueba evidente de que estaban decididos a continuar en sus pecados.

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