Sin embargo, el Señor se levantó por inspiración interna y conmoción de sus corazones, y por designación externa, testificado por alguna acción extraordinaria. Jueces Magistrados supremos, cuyo oficio era, bajo Dios y por su dirección particular, gobernar la mancomunidad de Israel por las leyes de Dios, protegerlos y salvarlos de sus enemigos, preservar y purgar la religión y mantener las libertades de el pueblo contra todos los opresores. Sin embargo, no quisieron escuchar a sus jueces, quienes los amonestaron de su pecado y locura, y del peligro y la miseria que ciertamente les sobrevendría.

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