Pondrá el incienso sobre el fuego.El sumo sacerdote, habiendo comenzado el servicio solemne con la muerte del becerro, como ofrenda por el pecado de desaprobación y expiación por él y los demás sacerdotes, encendió su incienso o incensario en el gran altar del holocausto, y a su entrada en el lugar santísimo, arrojó el incienso sobre las brasas encendidas, y así llenó el lugar con una nube de humo, para evitar que él viera el arca y fuera golpeado con la gloria que brotaba de entre los querubines, donde residía la Shejiná o emblema de la presencia divina. : o, como dicen otros, para no ofender al contemplar con demasiada curiosidad los símbolos de la gloria divina. Si podemos creer a los judíos, entró de costado, como no atreviéndose a mirar directamente a la gloria del lugar, y que, habiendo llenado el santuario con una nube de humo, salió hacia atrás, con el rostro dirigido hacia la misericordia. asiento, en reverencia por la majestad divina, que estaba allí representada.

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