Tú, incluso tú, eres solo el Señor Jehová, el ser autoexistente e independiente; no hay Dios fuera de ti; Tú hiciste el cielo, etc. Reconocieron que el Dios al que adoraban era el soberano supremo, el Señor sobre todo, que había creado todas las cosas, que las había preservado por su providencia y, por lo tanto, tenía un dominio soberano sobre todo. Y el ejército del cielo te adora. Los ángeles, arcángeles, querubines y serafines, y todos los habitantes del cielo, de cualquier orden, te reconocen como Rey universal.

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