Cuando el impío entra en cualquier lugar o compañía; luego viene también el desprecio O, primero, es justamente despreciado por los que conversan con él; o más bien, segundo, desprecia y desprecia toda instrucción y reprensión, sin temer a Dios ni reverenciar al hombre; y con reproche ignominioso. Y no sólo desprecia a los demás en su corazón, sino que muestra su desprecio por ellos con expresiones y acciones ignominiosas y de reproche.

El obispo Patrick toma este versículo en un sentido algo diferente, a saber, “En cualquier compañía o sociedad (supongamos que en las escuelas de sabiduría) viene una persona profana, trae consigo el desprecio de Dios y la religión, y los hombres buenos; y (como una maldad surge de otra) ese desprecio se convierte en afrentas, y lenguaje de reproche de ellos.

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