Dadle del fruto de sus manos. Es justo que goce de las alabanzas que merecen sus labores. Alaben sus obras. Si los hombres callan, los efectos duraderos de su prudencia y diligencia proclamarán sus alabanzas. En las puertas En las asambleas más públicas y solemnes.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad