REFLEXIONES.

Y ahora, lector, habiendo repasado este libro de los Proverbios, y habiendo visto que en muchas partes de ellos, es de Jesús a quien tratan principalmente; Quisiera cerrar esta parte de la palabra sagrada, refiriendo todo lo que se ha ofrecido a modo de comentario, a la bondad y tolerancia del Señor; suplicándole que perdone a todos y que su fuerza se perfeccione en la debilidad humana. Si Jesús es la sabiduría que aquí se pretende exponer (como en muchas partes de este libro, lo que se dice acerca de la sabiduría no puede ser aplicable a nadie más que a él), será nuestra mejora más feliz de esta escritura deliciosa, buscar a Cristo en, ya través de todo.

En Jesús contemplamos la constelación de la sabiduría, todas sus propiedades, concentradas en su única Persona. La naturaleza divina y humana, formando un solo Mediador glorioso, el poder de Dios y la sabiduría de Dios, para la salvación de un mundo perdido. También en todos sus oficios, en todos sus caracteres, así como en la constitución de su persona, la sabiduría resplandece con todo su esplendor. Aquí se unen la misericordia y la verdad: la justicia y la paz se han besado.

¡Bendito Jesús! tú eres la sabiduría misma; incluso la sabiduría de Dios en un misterio! Y en ti están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento. Concédeme, querido Señor, tanto al que escribe como al que lee, las proporciones adecuadas que nos hagan sabios para la salvación mediante la fe que está en ti mismo. Y deja que nuestras almas vivan bajo las bondadosas iluminaciones de tu santo Espíritu aquí abajo hasta que lleguemos al gozo eterno de ti en tu gloria por los siglos de los siglos.

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