Los impíos no lo son. Su condición es muy diferente; sino que son como la paja que se lleva el viento Marchitos y sin valor, inquietos e inquietos, sin forma ni estabilidad, arrastrados por todos los vientos, y finalmente dispersados ​​de la faz de la tierra, por el soplo del disgusto de Dios y arrojado al fuego que nunca se apagará. Su aparente felicidad no tiene un fundamento firme, pero se desvanece rápidamente y vuela como paja arrastrada por el viento.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad