Todo lo que agradó al Señor, ya sea ​​en la creación o en el gobierno del mundo; que hizo en el cielo y en la tierra. Su poder y jurisdicción son universales, y no como los de los dioses paganos, confinados, como lo permitían sus adoradores, a sus diversos países; en los mares y en todos los lugares profundos En los mares visibles y en las profundidades invisibles, tanto de la tierra como de las aguas. Aquí, entonces, el salmista demuestra la preeminencia de Jehová sobre los dioses de las naciones, al considerar que él al principio “creó y formó los poderes de la naturaleza cuyas operaciones en los cielos, la tierra y las aguas, llevó al mundo pagano, después de haber perdido el conocimiento del Creador, a adorar a la criatura como independiente ".

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