No juntes mi alma Es decir, mi vida, como se explica en la siguiente cláusula; con los pecadores Los pecadores libertinos y obstinados, como los describen las siguientes palabras, a menudo se les llama pecadores a modo de eminencia. No me ates en el mismo fardo, ni me pongas en la misma condición maldita y miserable que ellos. Ya que he amado tu casa y tu adoración, y me he esforzado por servirte aceptablemente, no solo con limpieza ceremonial, sino con pureza moral de corazón y vida, no me trates como tú quisieras con aquellos que están llenos de impiedad e injusticia; no me destruyas con ellos, al justo con el impío; pero sálvame de la calamidad común, como solías hacer en tales casos. En cuyas manos está la travesuraQuienes no solo imaginan la maldad en su corazón, sino que persisten en ella y la ejecutan con sus manos. Y su diestra, Que debe ser extendida para hacer justicia y castigar a los infractores; está lleno de sobornos con los que se les induce a pervertir la justicia, absolver al culpable y castigar al inocente.

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