No guardaron el pacto de Dios. Su cobardía fue el efecto de su incredulidad y desobediencia; y se negó a andar en su ley. Su desobediencia fue acompañada de obstinación y desprecio de las leyes de Dios. Y olvidó sus obras No históricamente, sino prácticamente. No los recordaban tanto como para amar, servir y confiar en ese Dios, de cuyo poder y bondad infinitos habían tenido tan amplia experiencia.

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