Sin embargo, lo halagaron con la boca como si pensaran, con simples discursos justos, prevalecer sobre Aquel que escudriña el corazón y exige verdad en lo íntimo, revocar la sentencia pronunciada contra ellos, o quitar el juicio bajo que sufrieron. Y le mintieron con la lengua. Hicieron gloriosas pero falsas profesiones y protestas de sus sinceras resoluciones de futura obediencia. Porque su corazón no estaba bien con él. Todas sus confesiones y peticiones eran hipócritas y forzadas, y no procedían de corazones verdaderamente rectos y afligidos por sus ofensas anteriores, y firmemente resueltos a volverse al Señor. Tampoco fueron firmes en su pacto Descubrieron su hipocresía, por su apostasía de Dios, tan pronto como su peligro pasó.

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