Y los dejó, etc. — Orobio el judío, en su conferencia con Limborch, insinuó mezquinamente que no era una pequeña ventaja para los pescadores pobres ser tesoreros de un banco tan considerable; y algunos de nuestros últimos infieles han aprovechado, de una manera más indecente, la ocasión de atacar a los apóstoles de nuestro Señor, como si su conducta estuviera influenciada por motivos mundanos y puntos de vista temporales; y como si avanzaran mucho en sus circunstancias en la vida convirtiéndose en apóstoles. Pero todo su carácter, su comportamiento recto, generoso y desinteresado, su disposición a sacrificar sus vidas en aras de la verdad y el bienestar de la humanidad, muestran que estaban muy por encima de falsificar una confianza como ésta, en aras de un poco dinero. En consecuencia, transfirieron de buena gana la gestión de este asunto a otras manos, cap.Hechos 6:2 , etc. Pero deberíamos tomar toda la historia en conjunto; y luego, además del honorable testimonio que les ha dado St.

Lucas en este versículo, es decir, que distribuyeron a cada uno de esa caridad, según la necesidad;debemos considerar además, que Dios les continuó el poder de obrar numerosos, asombrosos y benéficos milagros; y que permitió que uno de ellos golpeara a dos de los miembros de la iglesia muertos en el acto, por traición y disimulo, con respecto a esta misma caridad. ¿Y podemos suponer que Dios continuaría mostrando un respeto tan peculiar a los hombres, que malversarían parte de una caridad pública, o harían un mal uso de alguna parte de ella? Debe suscitar en toda mente honesta una justa indignación ver reflejos tan poco generosos contra los apóstoles de nuestro bendito Señor, que soportaron pacientemente la pobreza y el oprobio, el hambre y la sed, el frío y la desnudez, las cadenas, los azotes y las cárceles, y después todo, una muerte violenta, para promover la verdad y la justicia en la tierra. Difícilmente se puede evitar sospechar, que ellos mismos son hombres de corazones extraordinariamente malos, que están tan dispuestos a acusar a otros en todas las ocasiones de designios deshonestos y puntos de vista corruptos; y parece dar a entender lo que algunos hombres habrían hecho en la misma ocasión.

¿Dónde se puede encontrar al infiel, que alguna vez dio pruebas de su honestidad como lo han hecho los apóstoles, de nuestro Señor? Los hombres de ese tipo, sabemos, generalmente han optado por caer en la religión establecida, y no sufrir nada por sus sentimientos particulares, por muy contrarios que sean a los de los cristianos profesos que los rodean.

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