En ese día habrá un altar, etc.— En esta y la primera parte del siguiente versículo, tenemos el segundo miembro o artículo de la proposición general; El discurso surge, como ocurre en todas partes con nuestro profeta. Parece extraño afirmar que los egipcios, impresionados por el Dios verdadero, temblaran de miedo servil ante la mención de su nombre. Parece aún más extraño que ellos, o algunos de ellos, desde los principios del afecto y la reverencia interna, se conviertan en adoradores del Dios verdadero; y sin embargo, lo que se relata en este versículo es mucho más; que debería haber un altar para el Señor, etc. — como señal y como testimonio, Isaías 19:20 que Egipto debería estar ahora consagrado al Señor de los Ejércitos. Por pilar,algunos entienden uno como el que fue erigido por Jacob en Beth-el: Vitringa traduce la palabra מצבה matsebah, un monumento, que piensa que se trataba de una columna, consagrada a Dios, para preservar la memoria de este gran evento; la introducción de la verdadera religión en Egipto.

Ver 1 Samuel 7:12 y Malaquías 1:11. El significado del pasaje es que el servicio del templo será abolido, y el Dios de Israel adorará con los ritos más solemnes, incluso en los lugares más aborrecidos y no santificados, como los judíos estimaban en Egipto. Este es el significado más remoto de esta profecía, ya que alude a la dispensación cristiana. En su sentido primario, se relaciona con la conversión de los egipcios a la religión judía; y esto fue provocado por los siguientes cambios progresivos. Alejandro el Grande trasplantó a muchos de los judíos a Alejandría y les concedió inmunidades extraordinarias iguales a las de los propios macedonios. Ptolomeo Soter llevó a más de ellos a Egipto, que disfrutaba de tales ventajas que muchos de ellos se sintieron atraídos para establecerse allí. Tolomeo Filadelfo redimió y liberó a los judíos cautivos; y en su reinado y el de su padre,

Ptolomeo Euergetes, habiendo sometido a Siria, no sacrificó a los dioses de Egipto en reconocimiento de su victoria; pero, al llegar a Jerusalén, hizo sus ofrendas a Dios a la manera de los judíos. Tolomeo Filometor y su reina Cleopatra encomendaron toda la administración del reino a dos judíos, Onías y Dositeo, que eran los principales ministros y generales. Este Onías obtuvo una licencia para construir un templo para los judíos en Egipto, alegando con ese propósito esta misma profecía; y el rey y la reina, en su rescripto, hacen mención de la ley y de Isaías, y expresan temor de ofender a Dios. El lugar elegido para este templo fue en la prefectura de Heliópolis, o la ciudad del sol,igualmente mencionado en la profecía. Fue construido según el modelo del templo de Jerusalén, pero no tan suntuoso. El mismo Onías fue nombrado sumo sacerdote; se nombró a otros sacerdotes y levitas para el ministerio, y allí se realizaba diariamente el servicio divino de la misma manera que en Jerusalén, y se prolongó durante tanto tiempo; porque Vespasiano, después de haber destruido el templo de Jerusalén, ordenó que éste también fuera demolido. Ver Newton Proph. vol. 1: pág. 375.

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