Moisés dijo a Aarón, etc.— Todas las señales de luto están prohibidas para Aarón y sus hijos en esta ocasión: la razón de lo cual se da en el versículo 7, porque el aceite de la unción del Señor está sobre ti: "Inmediatamente eres devoto y consagrado al servicio de Dios, separado, por así decirlo, de todos los lazos y relaciones humanas, y no debe en modo alguno sufrir preocupaciones privadas para interrumpir ese deber, al que está tan inmediatamente dedicado ". Esto ofrece una lección sorprendente para todos los ministros de religión, para quienes esta ley, en su espíritu, todavía es vinculante: deben preservar afectos tan elevados, como para pasar, con una fortaleza viril e inquebrantable, a través de todas las calamidades y aflicciones, privados y públicos, que son incidentes para la humanidad.

Aunque la religión no requiere que se despojen por completo de sus pasiones (porque la religión nunca requiere imposibilidades), sin embargo, deben ser ejemplos para otros de cómo moderar esas pasiones y mantenerlas dentro de los límites debidos; especialmente mostrando que nunca están tan absortos por los dolores de este mundo como para incapacitarse para cumplir con los deberes de su puesto.

REFLEXIONES.— El castigo de los hijos de Aarón fue un golpe terrible, que debió sembrar el terror por todos lados y afectó particularmente a Aarón ya su familia. Pero Moisés contempló la justicia del juicio y, por lo tanto, toma los medios adecuados para evitar cualquier interrupción en la presente solemnidad.

1. Se esfuerza por sugerir argumentos de resignación a Aarón, de la justicia de la sentencia, y la gloria de Dios manifestada en ella. Dios les había advertido antes a menudo de que sean santos en su acercamiento a él; y si no lo glorifican con la obediencia a su voluntad, debe glorificarse a sí mismo con algún golpe ejemplar, como advertencia a los demás. Nota; (1.) La palabra de Dios seguramente se cumplirá; y nos conviene aceptarlo, por muy preocupados que sean.

(2.) Los que se acercan a Dios, deben recordar con qué Dios santo tienen que ver, para que puedan acercarse a él con reverencia y temor piadoso. (3.) Cuando los pecadores, especialmente los ministros malvados, le roban su gloria con su impiedad y profanación, a veces los convertirá en monumentos temibles de su santa venganza.

2. Aarón guardó silencio. Profundamente afectada como estaba con la muerte de sus hijos, reconoció la justicia de Dios, y si Él fue glorificado, no se atrevía a quejarse. Nota; (1.) Cuando Dios nos corrige, conviene que seamos mudos y no abramos la boca. Siempre debemos reconocer que tenemos menos de lo que merecen nuestras iniquidades. (2.) Si nuestros hijos son malvados y Dios irrumpe sobre ellos, la ternura de los padres debe ser absorbida en aprobación de la santidad divina.

3. Moisés ordena sacar los cuerpos, sacarlos del campamento y enterrarlos con las ropas. Así, Dios le dio a la hostia una advertencia solemne: si comenzaba por sus propios sacerdotes, seguramente ningún otro transgresor podría esperar quedar impune.
4. A Aarón y sus hijos tienen prohibido mostrar cualquier señal de duelo, bajo pena de muerte, para que no provoquen ira sobre todo el pueblo. Ya no eran más suyos, el aceite de la santa unción estaba sobre ellos y, por lo tanto, todos los aspectos privados deben dar paso a su relación actual con Dios.

Nota; (1.) Aquellos que quieran servir al Señor sin distracción, deben olvidar sus preocupaciones y dolores mundanos cuando se presenten ante él. (2.) Lamentar los juicios de Dios es rebelarse contra su gobierno. (3.) Las visitaciones de Dios sobre otros, deben engendrar en nuestro corazón celos santos por nosotros mismos, no provocar nada parecido. (4.) La gracia de Dios refrenará todo dolor inmoderado: los que saben que Dios hace todo bien, besarán la vara.

5. Aunque Aarón no esté de luto, la gente debe hacerlo. Ese fuego que se encendió, podría haber ardido mucho más lejos que estos. Podían ver aquí la misericordia de Dios, que los había salvado a pesar de sus propios méritos; y esto los llevaría a afligirse por sus provocaciones pasadas, mientras contemplaban lo terrible que era caer en las manos de ese Dios que es un fuego tan consumidor. Los juicios sobre otros son bendiciones para nosotros, cuando nos llevan a un duelo más profundo por nuestros propios pecados.

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