Y entrando en el sepulcro, vieron, etc.— La circunstancia de que el ángel estuviera dentro del sepulcro, expresamente mencionada por este apóstol, está tan lejos de ser contradicha por San Mateo 28:2 como algunos infieles han imaginado, que está claramente implícito en las palabras Él no está aquí; ven, - (δευτε, - que podría traducirse más apropiadamente, Ven acá; ) ve el lugar donde yacía el Señor; como también lo es la otra circunstancia de la entrada de las mujeres en el sepulcro, por la palabra griega εξελθουσαι, que debería haberse traducido salieron, en lugar de partir; como está en Marco 16:8de este capítulo. A lo que se puede agregar además, que la descripción de la ropa del ángel, que según San Marcos era una larga prenda blanca, corresponde con el único particular relativo a ella, del que tomó nota S.

Mateo, que era su blancura: - Su vestido era blanco como la nieve. En el último, de hecho, este ángel se describe con un semblante como un relámpago. Los propósitos del descenso del ángel se mencionan en la nota sobre Mateo 28:2y como uno de ellos iba a infundir terror en los guardias, no es descabellado suponer que al principio podría asumir un semblante de terror, y después de que se llevó a cabo la resurrección, tomar la apariencia más suave de un joven: en cuya forma las mujeres, como dice San Marcos, lo vieron sentado dentro del sepulcro. Que el ángel no fue visto por las mujeres sentadas en la piedra sin el sepulcro, es evidente, no solo por el silencio de todos los evangelistas con respecto a tal aparición, sino también por lo que se observa acerca de María Magdalena, Juan 20:1 quien, aunque vio la piedra removida, no vio ningún ángel.Además, si el ángel hubiera permanecido sentado en la piedra sin el sepulcro, con todos sus terrores a su alrededor, con toda probabilidad, al espantar a las mujeres y discípulos, así como a los soldados, habría impedido esas visitas al sepulcro, que vino con el propósito de facilitar.

Por tanto, era necesario que no apareciera en absoluto ante las mujeres; o que debería aparecer dentro del sepulcro; y en una forma que, aunque más que humana, podría no ser, sin embargo, tan terrible como para privarlos de sus sentidos y hacerlos incapaces de oír, ciertamente de recordar ese mensaje, que él les ordenó entregar a los discípulos: de todos los cuales Consideraciones Se puede concluir justamente que la aparición del ángel sin el sepulcro, mencionado por San Mateo, fue solo para los guardianes; y que cuando fue visto por las mujeres, estaba dentro del sepulcro,como dice expresamente San Marcos, y como las palabras citadas arriba de San Mateo implican fuertemente: para que estos dos evangelistas estén de acuerdo en relatar, no sólo las palabras dichas por el ángel, sino las circunstancias principales y, por así decirlo, características del hecho; que, de este acuerdo, inferimos que es uno y el mismo. El mismo acuerdo se encuentra también en su relato del terror de las mujeres al ver al ángel, su rápida huida del sepulcro, y el desorden y confusión que un acontecimiento tan extraordinario ocasionó en sus mentes; una mezcla confusa y turbulenta de terror, asombro y alegría; que, según St.

Mark, fue tan grandioso, como para evitar que contaran lo que les había sucedido a los que habían conocido en el camino; porque así debemos entender las palabras, ni dijeron nada a nadie, Marco 16:8 ya que no es de imaginar que nunca abrieron los labios al respecto. Su silencio sin duda terminó con la causa; a saber, su terror y asombro: y estos, con toda probabilidad, se desvanecieron al ver a Cristo mismo; quienes, como nos ha informado San Mateo, se encontraron con ellos, cuando iban a decirles a los discípulos el mensaje de los ángeles, los abordó con un granizo y les ordenó que se apartaran de sus temores. Véase West on the Resurrection, pág. 35. El lector encontrará en la Jerusalén de Tasso, b. 1: Canción de Cantares de los Cantares 1 la apariencia amable de un ángel como un joven, finamente adornado con pintura poética.

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