El que está en la azotea : las casas de los judíos, y de los habitantes actuales del Oriente, así como las de los antiguos griegos y romanos, eran planas en la parte superior para que pudieran caminar, y por lo general tenían dos pares de escaleras, una por dentro y otra por fuera, por esta última se podía subir y bajar sin entrar a la casa. En las ciudades amuralladas orientales, estas casas de techo plano generalmente formaban terrazas continuas de un extremo a otro de la ciudad, cuyas terrazas terminaban en las puertas. Por lo tanto, el que camina y se deleita en el techo de la casa, no baje a sacar nada de su casa; pero que al instante siga su curso a lo largo de los techos de las casas y salga por la puerta de la ciudad lo más rápido que pueda. Ver al obispo Newton.

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