Que el Señor te haga maldición, etc., es decir, que el Señor te haga objeto de su maldición, y monumento tan terrible de su venganza, que los hombres puedan hacer de tu caso un modelo de imprecación; diciendo: Si juro en falso, ¡sea tan maldito como una mujer así! ver a Calmet. La primera parte de este verso parece una interrupción evidente de la narración y debe leerse como entre paréntesis.

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