Entonces el sacerdote acusará a la mujer con juramento de maldición, y el sacerdote dirá a la mujer: El SEÑOR te haga maldición y juramento entre tu pueblo, cuando el SEÑOR haga que tu muslo se pudra, y tu vientre para hincharse;

(k) Tanto porque había cometido una falta tan atroz, como porque se abstuvo de negar la misma.

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