Oíd esto, sacerdotes: Podemos deducir de este pasaje que había en Mizpa, al otro lado del Jordán, y en Tabor, a este lado, becerros de oro u otros ídolos, cuya adoración fue favorecida por los grandes hombres de Israel. Los rabiosos nos dicen que Jeroboam colocó guarniciones en Tabor y Mizpa, para evitar que la gente subiera a Jerusalén. Pero si Oseas aludiera a las guarniciones, habría preferido hablar de fuerza que de trampas. Ver Houbigant.

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