Pero un necio parlanchín caerá. Hemos observado en una nota anterior que estos proverbios consisten en hemistichs, el segundo de los cuales, observa un escritor ingenioso, refuerza e ilustra aún más el primero, ya sea por su contrariedad o por su conexión; ¿Existe conexión entre estos hemistichs? En las versiones de la Septuaginta, siríaca y árabe, encontramos la primera bellamente ilustrada por una antítesis en la segunda:

El que guiña el ojo causa tristeza, pero el que reprende con generosidad obra seguridad.
Máximas dignas de Salomón. Cuando un hombre se confabula ante las fallas de su amigo, ya sea defendiendo silenciosamente o aplaudiendo engañosamente sus acciones indignas, se anima al ofensor a seguir pecando y acumular materia para reflexiones muy tristes después; pero el hombre que, con una libertad honesta, lo reprende con prudencia, logra con la mayor eficacia su honor y seguridad. Ver la disertación de Kennicott. vol. 1 y la nota de Houbigant sobre el lugar.

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