v. 10. El que guiña el ojo, como señal maliciosa y burlona a sus aliados para que lo vigilen o se unan a él en algún acto de insulto, causa dolor, daño y dolor; pero el necio que habla caerá, al final vendrá la destrucción sobre el necio de labios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad