Los labios del justo saben lo que es agradable. La LXX dice: Los labios del justo destilan gracias; y el siríaco, Los labios del justo reconocen bondad o beneficio. Los justos se preocupan por no herir a nadie con sus palabras; sino, por el contrario, hablar siempre según los dictados de un corazón bueno y honesto: mientras los malvados descubren la maldad de su corazón por la malevolencia de su discurso.

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