Los muertos no alaban al Señor — Ver com. Salmo 6:5 .

REFLEXIONES.— Primero, El salmista aquí,

1. Ordena al pueblo de Dios que no se atribuya a sí mismo, sino a Jehová, la gloria de su salvación, derivada de su misericordia ilimitada. Nota; Debemos ser siempre nada a nuestros propios ojos, y Cristo todo en todos: a su gracia todo bien en nosotros, o hecho por nosotros, debe ser atribuido; ya sus pies serán puestas nuestras coronas de gloria para siempre.

2. Él responde a las burlas de los paganos insultantes, quienes, engreídos con su éxito, despreciaron al Dios de Israel, por no poder liberar a su pueblo. Pero nuestro Dios está en los cielos, y desde su trono se ríe de ellos para burlarse; ha hecho todo lo que ha querido, capaz de salvar o destruir a su soberano placer; cuya voluntad es la ley, su poder omnipotente y la resistencia contra ella en vano.

¡Qué diferente de las vanidades jactanciosas de los paganos! su roca no es como la nuestra; ídolos insensatos, obra del hombre, modelados según su forma, pero desprovistos de sus facultades; no pueden oír, ni ver, ni hablar, ni sentir, ni caminar; incapaces de ayudarse a sí mismos, mucho menos a sus devotos, cuyas adoraciones los prueban estúpidos y sin sentido como la piedra y la piedra que adoran.

2º, Habiendo expuesto las vanidades de los paganos, el salmista,
1. Exhorta al pueblo de Dios a confiar en Jehová. La casa de Israel, por muy angustiada que sea; la casa de Aarón, los sirvientes peculiares del santuario, y por lo tanto los objetos especiales del odio de los paganos: sí, todos los que temen al Señor, encontrarán en él su ayuda y escudo: su ayuda en todo momento de necesidad, para librarlos ; su escudo en cada hora de peligro, para defenderlos. Nota; No pueden fallar, cuya fe no lo hace; que asegura la victoria final.

2. Hay muchas razones por las que debemos confiar en Jehová. Él se ha acordado de nosotros, como lo atestigua cómodamente la experiencia pasada, y eso debería motivarnos a comprometernos con él, confiando en encontrar el mismo recuerdo, protección y cuidado bondadosos. Él nos bendecirá con todas las cosas necesarias de esta vida y con todas las bendiciones espirituales en Cristo Jesús. Bendecirá a la casa de Israel, a la congregación de su iglesia en general, y a la casa de Aarón, sus ministros, que trabajan en la palabra y en la doctrina; sí, todos los que temen al Señor, pequeños y grandes, cada creyente individual, cualesquiera que sean sus circunstancias y condición, encontrará las bendiciones de la providencia y la gracia exactamente adecuadas a sus necesidades.

El Señor te aumentará cada vez más, en la medida que lo considere conveniente, con bienes terrenales y éxito en los asuntos terrenales; pero especialmente con el mejor aumento de los dones y gracias de su Espíritu, capacitándolos para llevar fruto para Dios; y la misericordia no sea sólo de ellos, sino que descienda sobre sus hijos: porque vosotros sois benditos del Señor, y a quien él bendice, es necesario que sea bendecido; el que hizo el cielo y la tierra, tiene todo el poder para comunicar las bendiciones que pronuncia sobre su pueblo creyente.

3. Los que confían en él lo alabarán y encontrarán abundante materia para sus cánticos. Grande es él y digno de ser alabado; los cielos, aun los cielos, son del Señor, no solo el firmamento extendido sobre nosotros, sino todas aquellas cosas que están dentro de ese velo, apartadas del ojo mortal; el cielo de los cielos, donde las huestes angelicales establecen su morada, y los espíritus glorificados habitan, todos le reconocen como su creador, conservador y legítimo dueño, y bueno como él es grande: la tierra ha dado a los hijos de los hombres, designado para su uso, y para ser disfrutado para su gloria y su consuelo: justamente, por tanto, es debido el agradecido tributo de acción de gracias, y ¿quién lo pagará, si no lo hacemos nosotros? Los muertos no alaban al Señor, ni los que descienden al silencio;los que han bajado a la tumba silenciosa ya no pueden unirse al coro sagrado; los que están muertos en delitos y pecados no tienen corazón para alabarlo.

Pero nosotros, los fieles seguidores de Jesús, que somos mantenidos en vida por las dádivas de su providencia, y somos vivificados por su Espíritu para una mejor vida de gracia en nuestras almas; nosotros, como los más valientes, bendeciremos al Señor desde ahora y para siempre; mientras sean peregrinos abajo, en esta deliciosa obra seremos empleados; y cuando sea trasladado a ese mundo mejor, nuestro servicio será alabanza eterna. ¡Aleluya!

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