Oh enemigo, & c.— En cuanto al enemigo, está completamente destruido; desolaciones eternas: sus ciudades extirpaste; su memoria, así como la de ellos mismos, queda aniquilada. Mudge. Hay más belleza en suponer que aquí David apostrofiza a sus enemigos: ¡ Oh, enemigo! las destrucciones que tú, con jactancia, has amenazado a mi pueblo, han llegado a un fin perpetuo; sobre lo cual podemos suponer que él regresará inmediatamente a Dios en triunfo, Sí, has destruido sus ciudades; su memoria pereció con ellos.

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