Oh enemigo, las destrucciones han llegado a un fin perpetuo, la desolación y la ruina se encuentran donde antes florecía el enemigo; y tú, el SEÑOR, jefe de los ejércitos de Israel, destruiste ciudades, arrancándolas y desarraigadas; su memorial pereció con ellos, Dios había causado su completa aniquilación. Nota: El camino de la incredulidad es alabar el poder y el valor humanos, pero los creyentes dan gracias solo a Dios por su ayuda omnipotente en todos los problemas.

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