El Señor es testigo. - Entonces Samuel de nuevo, con mayor solemnidad, llamó al Eterno en los cielos arriba y su rey ungido se paró a su lado para presenciar lo que el pueblo acababa de reconocer con respecto a su gobierno escrupulosamente justo.

Y ellos respondieron: Él es testigo. - Y la asamblea de Israel, otra vez a una sola voz, gritó: Sí, él es testigo.

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