Y les dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido es testigo hoy, de que no habéis encontrado nada en mi mano. Y ellos respondieron: Él es testigo.

El Señor es testigo contra vosotros, y su ungido es testigo hoy, de que, por su propio reconocimiento, no les había dado motivo para cansarse del gobierno divino por medio de los jueces, y que, por lo tanto, la culpa de desear un cambio de gobierno recaía sobre ellos mismos. Esto sólo fue insinuado, y ellos no percibieron plenamente su intención.

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