Tus manos no estaban atadas. - La gente se conmovió mucho al ver el dolor de David, pero aún más por esta breve elegía sobre Abner. Todas las circunstancias se resumen en unas pocas palabras embarazosas: Abner, tan valiente en la guerra, con las manos libres para defenderse, con los pies desatados, sin sospechas del mal, cayó por el acto traicionero de un malvado.

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