Las imágenes son muy vívidas. El profeta amenaza con una hambruna de la palabra de Jehová y una sed ardiente del Agua de Vida, que ahora ya no se puede alcanzar. Esta terrible miseria a menudo sobreviene por el descuido de la Palabra de Dios, el poder de discernir la Palabra omnipresente se agota. Luego viene el retiro de la revelación, el silencio de los videntes. Una de las terribles fatalidades de la incredulidad en el próximo mundo será esta hambruna, esta sed desesperada y suspenso insondable.

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