Todo el pueblo se quita los pendientes de oro. - Aaron había calculado mal la fuerza del fanatismo de la gente. No se ofreció la más mínima resistencia a su requerimiento, ni la más mínima objeción. “ Todo el pueblo”, unánimes, entregó sus aretes. De esta manera se da alguna medida de la intensidad del sentimiento que movía al pueblo y lo instaba a sustituir un culto idólatra por la religión abstracta y puramente espiritual que había reinado supremamente desde su salida de Egipto.

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