Así lo reconoceré. - Llegó la esperada revelación. Las dos cestas representaban las dos secciones del pueblo. Los cautivos que habían sido llevados a Babilonia eran, como muestra la lista, en su mayor parte de rango más alto que los que quedaron atrás. Los obreros eran los trabajadores calificados de la clase artesanal. Hay muchos indicios de que bajo la enseñanza de Daniel y sus compañeros, y de Ezequiel, estaban mejorando moralmente bajo la disciplina del sufrimiento.

Su mismo contacto con la monstruosa idolatría de Babilonia los hizo más conscientes que nunca de la grandeza de su propia fe. Ya había comenzado el proceso que, al final de los setenta años de exilio, los convirtió una vez más y para siempre en un pueblo puramente monoteísta.

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