Mi vid. - Esta expresión bien podría cautivar al oído judío. Dios se apropia de esta tierra en la cual, por su providencia, iba a caer el problema, y ​​en la ira se acuerda de la misericordia. Es “mi vid”, “mi higuera”, el pueblo de la propia elección de Dios, los que fueron afligidos; y la aflicción, por muy merecida que sea, fue, para hablar como un hombre, dolorosa para el Señor, "que no aflige voluntariamente". Sin embargo, la devastación iba a ser completa. La hermosa vid de Dios estaba condenada y la higuera debía ser cortada.

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