Y cualquiera que toque su cama. - El poder contaminante del paciente era tan grande que la cama, el asiento o la silla de montar que había contaminado por cualquiera de los cinco actos antes mencionados contaminaron de nuevo a cualquiera que entrara en contacto con estos artículos de siete maneras diferentes: de pie, sentarse, acostarse, colgarse, inclinarse, tocar o llevarlos. La persona así contaminada tenía que permanecer en esta condición, excluida de los privilegios del santuario, hasta la puesta del sol, cuando tenía que lavar su ropa y sumergir todo su cuerpo en agua.

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