Se habían olvidado. - Mejor, se olvidaron. San Marcos, con su habitual precisión en los detalles, afirma que solo tenían “una barra” con ellos. O lo repentino de la partida de su Señor los había privado de su acostumbrada previsión o, puede ser, estaban comenzando a depender erróneamente del poder obrador de maravillas, como si fuera a ser utilizado, no como antes, para suplir las necesidades de los seres humanos. la multitud hambrienta, sino que hacen innecesaria esa previsión.

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