Ahora pues, oh Dios, fortalece mis manos. - La respuesta enviada fue que la cosa no era verdad, y que el informe en sí no existía. El reflejo en el diario de Nehemías fue que buscaban atemorizarlo. Citando esto, agrega la oración que registró cuando la escribió. Es una de esas súbitas peticiones interjección que abundan en la narración, y es aún más notable por la ausencia de las palabras "Oh Dios", que se insertan aquí.

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