Versículo 16. Haz que se lea también en la Iglesia de los Laodicenses... Es decir: tómate una copia y envíales, para que también allí se lea. Esto parece haber sido una costumbre regular en la Iglesia apostólica.

Que también leáis la epístola de Laodicea... Algunos suponen que esta fue una epístola enviada desde Laodicea al apóstol, que ahora envió Aristarco a los colosenses, para que pudieran leerla; para que así pudieran ver la conveniencia de enviarles una copia de su epístola, a la Iglesia de Laodicea. Muchos críticos eminentes son de esta opinión, que me parece tanto forzada como descabellada.

Otros piensan que la Epístola a los Efesios es la epístola en cuestión, y que originalmente fue dirigida a ellos, y no a los Efesios. Efesios 1:1.  Pero otros, igualmente sabios, piensan que hubo una epístola, diferente a la de los Efesios, enviada por San Pablo a los Laodicenses, que ahora está perdida. Había una epístola bajo esta dirección en tiempos de Teodoreto y Jerónimo, pues ambos la mencionan pero el último la menciona como apócrifa, Legunt quidam et ad Laodicenses Epistolam, sed ab omnibus exploditur; "Algunos leen una epístola a los laodicenses, pero todos la rechazan". El séptimo concilio ecuménico, celebrado en 787, afirma que los antiguos admitían que había una epístola con esta dirección, pero que todos los ortodoxos la rechazaban.

Todavía existe una epístola ad Laodicenses en latín, una copia muy antigua de la cual se encuentra en la biblioteca Sancti Albani Andegavensis , St. Alban's de Anjou. Hutter lo ha traducido al griego, pero su traducción no tiene autoridad. Calmet ha publicado esta epístola, con varias lecturas del manuscrito anterior. Lo adjuntaré al final de esta epístola, y daré mi opinión relativa a su uso y autenticidad. Una copia de esta epístola se encuentra en este lugar como una porción de la revelación Divina en uno de mis propios manuscritos de la Vulgata.

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