Verso 15. Saludo - Ninfas, y la Iglesia - en su casa... Esta persona, y toda su familia, que probablemente era muy numerosa, parece haber recibido el Evangelio; y parece que, para beneficio de ellos y de sus prójimos, había abierto su casa para el culto de Dios. En aquellos tiempos primitivos no había lugares consagrados , pues se suponía que la simple separación de cualquier lugar para el culto de Dios era una consagración suficiente. Véase de aquellas iglesias domésticas, Romanos 16:5 (nota); 1 Corintios 16:19 (nota).

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