Verso 18. Pasó la noche en ayunas. No comió ni bebió, no tuvo música para consolarse, ni olores dulces quemados o traídos delante de él, y pasó la noche sin dormir. Todo esto apunta a su gran sinceridad; y cuando se considera que Darío no podía tener menos de sesenta y dos o sesenta y tres años de edad en este momento, muestra más plenamente la profundidad de su preocupación.

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