Entonces el rey se fue a su palacio, y pasó la noche ayunando; ni le trajeron instrumentos musicales; y se le fue el sueño.

Ver. 18. Entonces el rey fue a su palacio y pasó la noche ayunando. ] Como buena razón que tenía, por el amor y la pérdida de tal consejero, a quien había traicionado sin saberlo, pero condenó a sabiendas, y ahora se condena a sí mismo por hacerlo. Su conciencia estaba perpleja por su injusticia, de modo que no le importa la comida ni la música.

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