Verso Hechos 14:15También nosotros somos hombres de pasiones semejantes a las vuestras... Esta frase de los apóstoles ha sido extrañamente pervertida. Un piadoso comentarista, tomando la palabra pasión en su sentido vulgar y más impropio, (un mal temperamento, una mala propensión), y suponiendo que estos santos hombres querían confesar que ellos también tenían muchas debilidades pecaminosas y malos temperamentos, se esfuerza por ilustrar este sentido de la palabra, apelando a la contención de Pablo y Bernabé, c. Pero la expresión no significa más que: "somos verdaderos seres humanos, con las mismas facultades y apetitos que vosotros, necesitamos alimento y vestido como vosotros y somos todos mortales como vosotros".

Que os apartéis de estas vanidades... Es decir, de estos ídolos y falsos dioses. Cuántas veces los dioses falsos y la idolatría son calificados de vanidad en las Escrituras, no es necesario decírselo a ningún lector cuidadoso de la Biblia. Qué frase tan atrevida fue ésta en presencia de una turba pagana, que pretendía realizar un acto de su culto supersticioso, en el que sin duda pensaban que estaba implicada la seguridad del Estado. La antigua fábula relatada por Ovidio, Metam. lib. i. ver. 211-239, a la que ya se ha hecho referencia, arrojará algo de luz sobre la conducta de los listilianos en este caso. Su contenido es el siguiente: "Júpiter, informado de la gran degeneración de la humanidad, estaba decidido a inspeccionar la tierra. Al llegar a esta provincia (Licaonia), disfrazado de forma humana, se instaló en el palacio de Licaón, entonces rey de ese país: dando una señal de su divinidad, el pueblo lo adora: Licaón se burla, duda de su divinidad y está decidido a ponerla a prueba. Acabando de llegar unos embajadores del estado moloso, mata a uno de ellos, hierve parte de su carne y asa el resto, y lo pone ante Júpiter: el dios, indignado por el insulto, quema el palacio y convierte al impío rey en lobo". Desde entonces, o mejor dicho, desde esta fábula, toda la provincia se llamó Licaonia. La gente sencilla, al ver tales pruebas de poder sobrenatural, en los milagros realizados por Bernabé y Pablo, pensó que Júpiter les había visitado de nuevo; y temiendo que se encontrasen con su indignación, en caso de que se descuidasen debidamente de honrarle, trajeron bueyes y guirnaldas, y les habrían ofrecido sacrificios, si no se lo hubiesen impedido los propios apóstoles. Esta circunstancia explicará toda su conducta y muestra la razón por la que Júpiter era el dios tutelar del lugar. Como, por tanto, el pueblo los tomaba por dioses, era necesario que los apóstoles mostraran que no eran más que hombres; y esto es todo lo que significa el ομοιοπαθειςανθρωποι, hombres de pasiones similares, compañeros mortales, en el texto, que ha sido tan lamentablemente confundido por algunos, y abusado por otros.

El Dios vivo... Ampliamente diferente de aquellos cepos y piedras, que eran objetos de su culto.

El que hizo el cielo y la tierra... Y como todas las cosas fueron hechas por su poder, así todas subsisten por su providencia; y sólo a él se deben todo el culto, el honor y la gloria.

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