Versículo 29. Déjenme hablar libremente - del patriarca David... En Midris Tillin, se dice, en una paráfrasis sobre las palabras, mi carne descansará en la esperanza, "Ni el gusano ni el insecto tuvieron poder sobre David". Es posible que esta opinión prevaleciera en el tiempo de San Pedro, y, si es así, sus palabras son las más señaladas y contundentes; y por eso las aplica así el Dr. Lightfoot: "Que este pasaje, No dejarás mi alma en el infierno..., no debe aplicarse al propio David, ya que puedo afirmar con seguridad que estuvo muerto y enterrado, y nunca resucitó, sino que su alma quedó εις αδου, en el estado de los muertos, y vio la corrupción; porque su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy, bajo esa misma noción, que es el sepulcro de David, que murió y fue enterrado allí; ni hay una sílaba mencionada en cualquier lugar de la resurrección de su cuerpo, o el regreso de su alma εξ αδου del estado de los muertos. " A esto el mismo autor añade la siguiente nota destacada: No puedo pasar por alto ese pasaje, Hieros. Chagig. fol. 78: Rab. José dice: David murió en pentecostés, y todo Israel lo lamentó, y ofreció sus sacrificios al día siguiente. Esta es una notable coincidencia; y puede aplicarse fácilmente a aquel de quien David era un tipo.

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