Verso 7. Venid, y echemos suertes. Este era un modo muy antiguo de intentar averiguar la mente de la Divina Providencia; y en este caso prueba que suponían que la tormenta había surgido a causa de algún crimen oculto de alguna persona a bordo.

Estando un filósofo en el mar en medio de una violenta tempestad, cuando la tripulación comenzó a invocar fervorosamente a los dioses por su seguridad, dijo: "Callad y cesad en vuestras oraciones, porque si los dioses saben que estáis aquí, todos estaremos perdidos".

La suerte cayó sobre Jonás. En este caso Dios dirigió la suerte.

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